Raices Cuchareras


Capítulo 6:La leyenda de la Sierpe de Pedro Bernardo:Luces y sombras entre mito y realidad.

Es difícil encontrar a un cucharero que no haya oído hablar de la leyenda de La Sierpe. Durante generaciones, nuestros antepasados contaron a los niños la espeluznante historia de una culebra que habitaba en una cueva en lo alto del risco sobre el que se erige el pueblo de Pedro Bernardo, y que lleva el mismo nombre. El Risco de la Sierpe, con su topónimo, mantiene viva la leyenda de aquel ser mitológico que nunca morirá en nuestro imaginario colectivo.

 Una historia que se repite en la mitología cantábrica.

La versión simplificada habla de una terrible sierpe que habitaba en la ladera sobre el caserío de Pedro Bernardo. Por el día, moraba en una cueva custodiando un valioso tesoro, y por la noche, acudía a las majadas de los pastores para alimentarse de su ganado. Cuentan que la sierpe era tan grande que podía devorar una cabra de un solo bocado. Unos dan medidas precisas, como D. Rufino Martín Romero en 1899, y dicen que medía 7 varas de largo. Otros, que su longitud era tal, que cuando bajaba a beber al Tiétar aún se veía su cola zigzagueando ladera abajo. En la versión escrita del siglo XVIII se cuenta que el lugar al que acudía a beber era la fuente de las Gamelleras, justo debajo del pico en el que habitaba. La versión popular dice que los pastores y cabreros del pueblo se unieron para acabar con tan terrible monstruo. A sabiendas de la glotonería de la bestia, acordaron colocar un pellejo, unos dicen que de cabra y otros que fue de oveja, pero en ambos casos, que estaba relleno de yesca encendida. La sierpe acudió como cada noche en busca de ganado y encontró el pellejo, y lo tragó de una asentada abrasando sus entrañas y muriendo en su intentona de llegar a las aguas del Tiétar.

En la mayoría de los pueblos existen leyendas similares y seres mitológicos  que se mantuvieron vivos gracias a la tradición oral. A simple vista, se ve que el argumento de la historia poco varía de las versiones que se cuentan en pueblos de la cornisa cantábrica, cuyas gentes repoblaron estas tierras.

Sabido es que a estas tierras se trajeron en la época de la Repoblación familias montañesas procedentes de la zona de León (como los Mansos), de Asturias (como los Fernández-Yánez), o de Cantabria (como los Sánchez del Arco). Así mismo, en siglos posteriores, muchos hombres norteños procedentes de Galicia y de la cornisa cantábrica, acudían a Pedro Bernardo y  a otros pueblos del Castilla a segar el cereal y a realizar trabajos estacionarios de recolección, etc. Muchos de ellos se quedaron a vivir aquí, y es posible que sus tradiciones se mezclasen en parte con las nuestras. Y digo esto porque, leyendo mitología cántabra y asturiana, se encuentra bajo otras denomnaciones la figura de la Sierpe, como el “Culebre” (Cantabria) y el “Cuélebre” (Asturias).

Si bien para los cántabros el Culebre era una serpiente con rasgos de dragón, para los asturianos era una horrible serpiente de gran tamaño que habitaba en cuevas y fuentes custodiando tesoros, que se alimentaba de ganado y de jóvenes doncellas vírgenes. Al monstruo sólo se le podía dar muerte clavando una espada de hierro en el cuello o dándole de comer una hogaza de pan llena de alfileres o de piedras calientes al rojo vivo.
         Con esto vemos las relaciones entre la Sierpe cucharera y, por ejemplo, el Cuélebre asturiano, en cuanto al aspecto, lugar en el que habita, e incluso la forma de darle muerte, engañándolo con un alimento (un pellejo o una hogaza de pan) que contiene fuegos o elementos punzantes.

Algo de verdad en todo esto: Tras la pista de Juan García-Granado

No obstante lo anterior, el caso de Pedro Bernardo es excepcional, pues además de las conexiones con la mitología de las regiones cantábricas, se tienen referencias escritas que datan del siglo XVIII, y que llenan aún más de misterio la leyenda de Pedro Bernardo.

En el año 1718,  D. Juan González-Robles Villanueva, cura párroco de la localidad y comisario de la Inquisición, anota en el libro de Becerro la ya por entonces conocida leyenda de la Sierpe, y dice que, habiendo preguntado a los más antiguos hombres del lugar, concluyeron que el vecino que se encargó de dar muerte a la bestia fue Juan Gª Granado. Se adjunta un extracto de lo que anotó en el Libro Bercerro de la iglesia parroquial:

“…Dícese que Juan García Granado, vecino que fue de esta villa, abuelo de Antonio García Granado, que falleció en 1704 y tío de Juan García Barril, vecino que es al presente de ella, y quien con más fundamento da esta noticia, la quitó la vida con maravillosa industria…”

“ … y por cosa irregular y monstruosa la llevó a Madrid, al Excmo. Sr. Duque de Alburquerque el dicho Juan García Granado (…) y admirado (el duque) por la excelencia de verla y de la industria y artificio de que se valió para matarla, le mandó pidiese alguna merced en su tierra, y como el que para pobre nace con poco se contenta, no se dice que pidiera más que el que no le quitasen el agua de la Cerrada, que baja por el Egido y se junta con el arroyo al puente de piedra de él, dentro de esta villa, con lo cual regaba unos castaños que tenía en dicho pago, y así mismo pidió un pedazo de tierra donde llaman El Barranco, cerca de donde nace el arroyo dicho, todo lo cual concedió su Excelencia”.


Ahondando en mi investigación genealógica, localicé la partida de bautismo de Juan García-Granado, nacido en Pedro Bernardo en 1641, que a su vez tuvo un nieto llamado Antonio García-Granado, nacido en 1696.  No ha sido posible localizar la defunción de Juan García-Granado en 1704, año que cita D. Juan González-Robles como fecha de su fallecimiento, pero pudo perfectamente morir en ese año, a la edad de 63.

En cualquier caso, si es que esta parte de la leyenda tiene algo de cierto, es más que probable que fuese el hombre al que se refiere D. Juan en el Libro Becerro, ya que puedo corroborar la inexistencia en aquella época en Pedro Bernardo de otros hombres llamados Juan Gª Granado que no fueran éste, a excepción de su padre, según consta en la partida de bautismo y llamado igual, que debió nacer en torno a 1615 – 1620 (debido a un incendio en el archivo parroquial no se conservan registros anteriores a 1641). A continuación se transcribe la partida de bautismo de Juan García-Granado localizada en el folio 2º (vuelto) del Libro I de Bautismos de la Iglesia de Pedro Bernardo, antepasado directo del que me separan once generaciones (el apellido García-Granado era originalmente compuesto y deriva a partir de 1857 en la forma simple actual “Granado”):

Jnº, Hijo de Jnº Garcia.

 En Pedroberdo, a seys días del mes de nobe de milyseyscientos y quarenta y un años, yo Franco  de Olivas Montalbán cura deste (…) lug. baptizé un niño que se llamo Juan hijo de Jnº Grª Granado y de Isabel gs. sumuger. Fueron padrinos Germo  Diaz y Rufina hdz su cuñada todos vez.os deste  (…) Lug. advertiles lacognicion espiritual y lo firme ff.º ut supra

                                               Franco  de Olivas Montalbán


Representación teatral de la Leyenda de la Sierpe en Pedro Bernardo

El pasado 16 de agosto, un grupo de vecinos de Pedro Bernardo, dirigidos por Mariví de la Mata, puso en escena un adaptación teatral de La Leyenda de la Sierpe en la plaza de Toros, que resultó todo un éxito. Un arduo trabajo que vio sus frutos en un lleno total de la plaza de toros, en agradecimiento de los cuchareros al esfuerzo altruista de todo el equipo, que puso en escena la recreación de la leyenda con magníficos decorados y una sierpe gigantesca movida por más de 15 personas. Una forma de mantener viva la tradición de nuestro pueblo y hacer llegar a los más pequeños la mitología local a través del teatro- Tanto la organización, como los actores y la directora de la obra merecen el agradecimiento del pueblo de Pedro Bernardo.




Capítulo 5: ¿Hidalgos o tiranos? Los Buitrago de Pedro Bernardo.

¿Hidalgos o tiranos? Los Buitrago de Pedro Bernardo.

Todavía hoy quedan en Pedro Bernardo muchas personas apellidadas “Buitrago”, descendientes todas ellas de la familia que protagoniza la historia que les vengo a contar. Aconteció en nuestra comarca en el siglo XVIII, y debió ser causa de conflictos y revuelos en la zona, sobretodo en los pueblos de Pedro Bernardo y Navamorcuende.

Origen de los Buitrago en Pedro Bernardo.

Los que me conocen saben que llevo años investigando a fondo mis raíces cuchareras.  Una de las ramas de mis ancestros la conforman los Buitrago, de los que mi familia materna desciende de forma directa por el cruce de sangre con los Díaz de Aguilar. Los Buitrago están presentes en  desde que en torno a 1660 emigrase a esta Villa procedente de la de Ajofrín D. Andrés de Buitrago, hijo del industrial Alonso de Buitrago, y en el XVIII la familia ya estaba integrada en la Villa con numerosa descendencia. Seguramente, por la trayectoria familiar, se dedicasen en Pedro Bernardo al oficio de la pañería que tanta fama y prosperidad ha dado a nuestro pueblo. Los Buitrago de Pedro Bernardo crearon durante los siglos XVIII y XIX un entramado de parentescos por los matrimonios que generación tras generación concertaron principalmente con dos familias: los Sánchez del Arco y los Díaz de Aguilar, familia a la que pertenecen mi madre y mi abuela Mariana, y a través de la cual entroncamos con los Buitrago. 

Paralelamente, en Ajofrín continuó la rama originaria, dedicada desde antiguo a la industria de los tejidos de lana. Fueron auténticos profesionales del gremio, y de reconocido prestigio en el sector como se puede extraer de las “Memorias Políticas y Económicas sobre los Frutos, Comercio, Fábricas y Minas de España” de D. Eugenio Larruga, publicadas en Madrid en 1790. En su tomo IX, concretamente, que trata de las manufacturas de lana, lino, cáñamo y otras, de Toledo y su provincia, se hace referencia a la industria textil de los Buitrago, en Ajofrín. Dice Larruga que “Antonio de Buitrago, natural de la Villa de Ajofrín y fabricante de ropas de lana, introduxo en ella en el año de 1692 una fabrica de bayetas de Alconchel y barraganes. Para su direccion se valio de Manuel Henrrique, maestro de las fábricas de Bruxélas, y uno de los que vinieron de órden de la Junta para enseñar en estos reynos estas manufacturas. Éste artífice extranjero enseñó a Buitrago, quien puso dos telares, uno de bayetas, y otro de barraganes; […]

Solicitó a S.M. el Rey Carlos II una Real Cédula a través del Consejo de Hacienda, puesto que era frecuente la concesión de “gracias” o ayudas económicas a quienes implantasen fábricas en el reino, a modo de subvenciones económicas para impulsar la industrialización. Así, dice Larruga que se expide la Real Cédula de 1692 en la que el Rey dicta: “El Rey = Por quanto habiendome representado la Junta de Comercio, que Antonio de Buitrago y Roxas, vecino de la Villa de Ajofrín, ha establecido en ella dos telares á expensas de su caudal, la fábrica de barraganes y bayetas y otros texidos de lanas de Inglaterra, con un maestro que para este efecto traxo de Flandes, en que ha tenido los gastos que se dexan considerar; y que para su compensación, y poder continuar en esta fábrica, le podría conceder las franquicias que á otros que han seguido esta aplicación: Por órden mia de 21 de Septiembre de este año resolví conceder al dicho Antonio de Buitrago por diez años franquicia de 10 arrobas de vino, y otras 10 de aceyte por cada telar, y que no pague alcábalas, ni cientos de primera venta de la ropa que fabricare […]” Los tejidos de la familia Buitrago alcanzaron pronto gran fama en el reino. En la misma descripción de las industrias textiles de la Villa, dice el autor que “las bayetas y barraganes de Buitrago tuvieron un consumo grande. En todas partes eran estimados estos texidos por su buena calidad y grande duración. […]

La familia de los Buitrago de Ajofrín está arraigada desde hace ya más de 500 años; prueba de ello es La Casa de los Buitrago, una casa solariega de finales del siglo XV (en torno a 1480) que hoy es una excelente muestra del gótico rural toledano, cuya época de esplendor se sitúa a caballo entre los siglos XV y XVI. En el siglo XVI ya está documentado el proceso de fe de Juan de Buitrago, natural de Ajofrín, por el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición entre 1587 y 1588.

Joseph González de Buitrago: Cucharero, hidalgo pretendiente y  mano derecha del Marqués de Navamorcuende.

Tras conocer el origen de los Buitrago en Pedro Bernardo, nos centramos en la figura uno de los miembros de esta distinguida familia, que a finales del siglo XVIII llevó una vida rodeada de polémica, sobretodo en lo que respecta a los vecinos de Navamorcuende. Hablo de mi antecesor, D. Joseph González de Buitrago.

Hijo del matrimonio acomodado compuesto por Antonio González Cañas, tratante de paños y María de Buitrago, ambos de Pedro Bernardo, Joseph se crió en esta villa junto con dos hermanos, Ramón y Carlos.  Llevó una vida normal, habiéndose casado y tenido hijos que después le darían nietos. Ejerció cargos públicos tales como el de Alcalde de la Villa y árbitro de las elecciones de la Justicia. En años posteriores llegó a ocupar la Administración del Marquesado de Navamorcuende, auspiciado por el propio Marqués que le empleó primero a él, y a un hijo suyo después. Los vínculos con la Casa del marqués y sus cargos de importancia, le llevaron a crear un lobby de poder en el que entraron a participar sus familiares directos; sus hermanos, primos, hijos, etc. que recibieron estudios y ocuparon alguna escribanía de la zona, así como determinados cargos en la justicia local.

Todo lo anterior, sumado a la protección del Marqués de Navamorcuende, les otorgó un estatus desde el que poder hacerse con considerables riquezas materiales: ganados, terrenos, propiedades y labranzas, como se desprende de algunos documentos consultados.

Tras quedar viudo, Joseph se ordena sacerdote y se convierte en Párroco Beneficiado de la Villa de Navamorcuende. Tuvo a sus hijos antes de cantar misa, lo cual no le supuso ningún impedimento para la posterior consagración a la vida eclesiástica. Las riquezas amasadas por Joseph y su familia debían suponer una gran carga fiscal para un vecino pechero, por lo que en algún momento decide solicitar para sí la Gracia de Hidalguía, para lo cual inicia un procedimiento ante la Cámara de Castilla, solicitando al Rey Carlos IV la mencionada gracia y privilegios, alegando según se desprende de la misiva de la Cámara al Rey, lo que se expone a continuación:

La Camara, á 5 de septiembre de 1798.

De orden de Vuestra Majestad se ha remitido á Consulta de la Cámara un memorial de Dn. Josef Gonzalez de Buitrago, natural de la Villa de Pedro Bernardo, y Cura Beneficiado de la de Navamorqüende, en solicitud de la Gracia y Privilegio de Hidalguia para si y sus tres hijos y sucesores, havidos aquellos de su lexitimo matrimonio antes de ser Sacerdote.

Á este fin expone ser descendiente de los nobles fundadores de Pedro Bernardo (antes lugar de Navalasolana) y qe su familia ha estado tenida por una de las de mas reputacion del pais: qe sus causantes y el mismo pretendiente han obtenido los empleos de Alcaldes y Procuradores y que con el objeto de ser util al publico construyo a sus espensas una legua de camino de Puerto hasta la Villa de Sn Estevan, otras dos al lugar de Serranillos y reedifico dos Puentes.

La Camara ha instruido a este expediente por informe y diligencias cometidas á la Chancillería y viene refiriendo difusamente lo resultante de uno y otro; reducido a haverse acreditado en forma bastante lo expuesto por este interesado. Á pesar de la reñida oposición de la Villa de Navamorqüende, qe ha contradicho sus solicitud así en la Camara como en la Chancillería por qe el Dn. Josef Gonzalez de Buitrago ademas de sus hijos y nietos tiene varios hermanos qe siendo hidalgos perjudicaran al estado llano; por qno ha expuesto los muchos nietos que tiene; por qe en dha. Villa conforme a determinación del Consejo no se pagan las contribuciones como en otros Pueblos; del Ramo, de los Proprios; y otras razones á este tenor qe la Chancillería ha abatido diciendo qe no se pide hidalguia para los hermanos, qe aunque no se nombran los nietos especificamte se dice en general para los hijos y sucesores; qe la mayor parte de las contribuciones se satisfacen del aguardiente y otros ramos arrendables, etc.

Tambien refiere la Chancillería la genealogía del recurrente por ambas lineas hasta sus 3os abuelos inclusivamte. Y los oficios de republica qe han servido concluyendo con el dictamen de qe se considera acreedor á la Gracia qe pide […]”

Sin embargo, la concesión por parte del rey de un título de Hidalgo conllevaría la pareja concesión de privilegios a sus hijos varones, nietos y demás descendientes, y la consiguiente opción de que sus dos hermanos, Carlos y Ramón, solicitasen al rey la misma gracia para sí y sus descendientes. En pueblos pequeños, el hecho de que los miembros de una extensa familia dejasen de contribuir a tenor de sus privilegios de hidalguía suponía una mayor carga fiscal para los ya asfixiados vecinos pecheros, por lo que la vecindad de Navamorcuende removió cielo y tierra a fin de evitar un mayor poder de la familia Buitrago, que ponía en peligro su pan y el de sus hijos.

Localicé el expediente de hidalguía incompleto en el Archivo del Ministerio de Justicia. La documentación se limita a un resumen de los antecedentes realizado por la Cámara de Castilla en la que manifiesta a Carlos IV que según el parecer de dicho órgano sería de justicia de conceder al pretendiente los privilegios solicitados. La documentación generada a lo largo de los siglos por la Cámara de Castilla y la Real Chancillería se encuentran actualmente en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, donde tras hacer una consulta, no han aparecido más documentos acerca de este expediente inconcluso. En el expediente localizado en el Archivo General del Ministerio de Justicia, caja 2906, se sintetizan antecedentes y pruebas a fin de resumir las informaciones presentadas a consulta de Su Majestad, por lo que no pude obtener la genealogía del mismo.

La Villa de Navamorcuende, indignada.

Quizás más interesante, por el contrapunto que ofrece, es la súplica que realizan los vecinos de Navamorcuende al monarca para que no se lo conceda, por los motivos que argumentan con notable hartazgo y sólidas razones de interés legítimo para el estado llano. Para los de Navamorcuende, los Buitrago y, sobre todas las cosas D. Joseph, no eran más que unos tiranos enriquecidos a costa del pueblo, afianzados por el poder que habían ido atesorando con el paso de los años. Tal vez el expediente inconcluso lo sea porque las súplicas de la Villa de Navamorcuende forzaron la no concesión de la hidalguía a D. Joseph.

Se resumen a continuación las alegaciones de la Villa de Navamorcuende firmadas en 1798, acerca de la solicitud por D. José González de Buitrago de la concesión del título de Hidalgo, estimando la dicha Villa por una parte, que los fundamentos están viciados existiendo sobornos y falsedad testimonial, así como que la concesión de este privilegio para sí y sus descendientes perjudicaría gravemente a la Villa de Navamorcuende por cuanto no serían capaces de soportar la presión fiscal de tenerse a bien sus pretensiones:

“Señor:

El Concejo, Justicia, Reximiento y vezinos de la Villa de Navamorqüende, Provincia de Avila, a los Reales Poderes de Vuestra Majestad, con la mas profunda y debida veneracion exponen:

Que con motivo de la Instancia hecha a Vra. RL. Camara por Dn. Josef Gonzalez Cañas (oy Buitrago) […] el Tribunal siguiendo ese mismo concepto subdelego el encargo en su oidor Dn. Francisco Ybañez de Leiba; pero estoe por sus ocupaciones […] lo resubdelego en un Escribano qe. Fue el que hizo los cimientos del edificio falso del expediente pasando al lugar de Pedro Bernardo, de donde son naturales el pretendiente y toda su familia, y alli estuvo alojado en casa del Escribano unico del lugar, Ramon Gonzalez (oy Buitrago) hermano entero del Prco. Dn. Josef y despues lo estuvo en casa de este mismo en Navamorqüende, regalado en una y en otra festejado y obsequiado: que fue lo mismo que hacerse la informacion por los mismos pretendientes a su placer y devocion. […]

[…] La familia del Dn. Josef Gonzalez jamas ha tenido el apellido de Buitrago hasta que se ha tomado de su madre; pues que su padre se llamo Antonio Gonzalez Cañas; y siempre se exercitaron en el trato y manufacturas de lanas ordinarias hasta que hizo algun caudal del dho. Anttonio; dio estudios a su hijo, lo recibio de Abogado, lo caso y fue Alcalde y luego de viudo Sacerdote.

Así empezo a fomentarse, se apropio del apellido materno de Buitrago y consiguio la Administracion del Marques de Navamorqüende, dueño jurisdiccional de dha. Villa: y con este motivo, demas de los intereses que aumento, fue arbitro en las elecciones de Justicias, Capitulares y Escribano del pueblo, qe. Por lo mismo puestos a su devocion le han permitido ser despotico en todo el manejo publico, disfrutando por su persona y por las de los suyos mas que todos los otros, y pagando o contribuyendo lo qe. les ha parecido, de suerte que el infeliz vecindario se ha visto envuelto en disputas continuas […]

[…] Si consigue la idea de hacerse noble habiendo como hay pocos en el pueblo, se valdran de esta inopia para vincular y estancar en su familia las varas de Justicias y Oficios de Reximiento tocantes al estado. […]

[…] A la sombra de la Administracion del Marques de Navamorqüende han estado los de dha. Familia Gonzalez (Cañas, Buitrago o como quieran llamarse) y sucediendose en los empleos de padres a hijos; de hermanos a hermanos; y de primos a primos; sin que haya podido haber medio de refrenarles tamaño desorden aun a costa de crecidos desembolsos en recursos a la Yntendencia, a la Chancillería y al Consejo de Castilla, de que estan llenos estos Tribunales […] el pueblo se ha fatigado en vano sin poder arrivar al puerto de su remedio.

Consiguiente al manejo de la Jusisdiccion ha sido el de los caudales publicos, de los Propios y del Posito: el disfrutar lo mas y lo mejor de los comunes con sus muchos ganados y labranzas, de manera que en vez de poder decir el Dn.Josef que es un verdadero patrizio: que ha proporcionado al pueblo de los mejores adelantamientos y ventajas, se puede asegurar que ha sido un padrastro del pueblo, raíz muy fecunda de agravios, de discordias, de quebrantos y de tantos otros graves perjuicios.

Sus meritos personales por lo tocante a Vra. RL. Servicio se podrian regular por el suceso acaecido por el a principios de este año, pues habiendo llegado al mencionado pueblo el Capitan de Voluntarios de Castilla, Dn Manuel Cisneros, con once soldados y nueve caballos en persecución de malhechores; fue necesario apremiar al Dn. Josef en los terminos competentes a su estado a que vendiese tres fanegas y media de cebada para darles las raciones que pedian, por habers negado y resistido terriblemente a venderlas; y con todo exigio por cada una la cantidad de sesenta rS, enormemente excesiva en aquel pueblo. […]

[…] Es bastante sabido que el Sor. Dn. Felipe III, en el año 1619 consumio las exenciones de Caballeria concedidas anteriormente por el Sor. Dn. Juan II. Sin embargo de las limitaciones con qe lo habian sido por el perjuicio qe causaban; y que resucitadas por el Sor. Dn. Enrique IV tuvieron que limitar estas mercedes los Sores Reyes Catolicos en los terminos justos […]

[…] Los exponentes acuden llenos de respeto filial y confianza a Vros Rs Prs., y humildemente:

Suplican a V.M. que por un efecto de Vra. RL. clemencia se digne a denegar dha. Solicitud al mencionado Prco. Dn. Josef Gonzalez Cañas (oy Buitrago); y que en el caso de que por Vra. RL. Camara se hubiese consultado a su favor, se digne Vra. M. a devolverle la consulta […]

[…]  Vuelva a consultar V.M. lo que le parezca conforme y arreglado a Justicia, que los suplicantes piden y esperan de su innata bondad y notoria rectitud de V.M. y en ello recibir al mismo tiempo mi particular merced.

Llegados a este punto, los lectores sacarán sus conclusiones de esta historia. Si se me permite, yo me quedo con la moraleja de que en pleno año 2012, más de dos siglos después, la cosa no ha cambiado tanto en España, a la vista de lo que nos demuestran algunos de nuestros políticos, jueces, banqueros y otros “hidalgos” de la nueva era.

Pedro Javier Granado   



Capítulo 4: Los colmenares de la Tierra de Mombeltrán: Pedro Bernardo como primer productor de miel en el siglo XVIII.                                     


Un poco de Historia.

Curiosamente fue Pedro Bernardo, pueblo donde la tradición apícola se ha ido perdiendo con el paso de los años,  el mayor productor de miel de cuantos municipios se adscriben al señorío de los Duques de Alburquerque. Al menos así se concluye tras consultar las Respuestas Generales del Catastro que el Marqués de Ensenada, ministro de Carlos III, llevó a cabo a mediados del siglo XVIII.
El 24 de agosto de 1751 finalizaba en Pedro Bernardo el censo que durante días se desarrolló y que hoy nos ofrece detalles de todas las industrias, riquezas, oficios, habitantes y demás parámetros estudiados por los estadistas de la época. Tras consultar los distintos legajos, se desprende que en los pueblos comprendidos dentro de la Tierra de Mombeltrán, encabezaba Pedro Bernardo la producción de miel con sobrada ventaja (937 colmenas) frente a las 3 únicas colmenas de Villarejo del Valle, o a la inexistencia de actividad apícola en el hoy desaparecido Arroyocastaño, anejo de Mombeltrán. 

La pregunta nº 19 de las encuestas del Catastro de Ensenada trata sobre “si hay colmenas en el termino, quantas y a quien pertenecen”.  Descubrimos que en cada pueblo el número de colmenas y de mieleros varía enormemente, si bien el rendimiento anual por colmena oscila entre los 4 reales de vellón y los 6 reales de las más prolíficas. Pedro Bernardo ostenta como decíamos el mayor número de colmenas y de vecinos poseedores de colmenas y enjambres, por lo que deducimos que era un oficio extendido entre la población (había más colmenas que habitantes) y que exportarían la miel a pueblos o comarcas colindantes ya que la producción superaría con creces la demanda local.

En Pedro Bernardo, a la pregunta nº 19 “dixeron que entre los vezinos desta Villa y su termino hay novezientas treinta y siete colmenas y doszientos y once enxambres cuio numero se halla repartido” entre cuarenta y dos vecinos entre los que destacan por el número de colmenas en propiedad Francisco Sánchez, con ciento once colmenas y diez enjambres, Lorenzo Sánchez con cuarenta y dos colmenas y diez enjambres, y Joseph Sánchez del Arco con treinta y cinco y diez enjambres. Estas novecientas treinta y siete colmenas “componen el expresado numero sin que en este termino ni a vecinos de esta Villa correspondan otras algunas, y preguntada quanta sea la utilidad de cada una un año con otro, dixeron ser la de cinco Rs (reales) inclusa la enjambre”.

Para hacernos una idea del valor de una colmena en aquella época, en las respuestas particulares de mi antepasado Juan González Robles-Villanueva, que poseía dos colmenas y un enjambre para el gasto de casa, su vivienda tendría un rendimiento anual por arrendamiento de 15 Rs, pues dice el Catastro que poseía “una casa situada al barrio del Molinillo, con vivienda alta y baja, bodega, y un huerto accesorio a otra casa. Linda por poniente con Joseph Grajal, vecino de Mombeltrán, y por sur con calle que va al Arroyo de las Casas, en la que habita. Si la arrendase pudiera valer en cada un año quince reales de vellón”. Imaginamos que los grandes apicultores, que rebasaban el centenar de colmenas, obtendrían importantes beneficios de la explotación.

En Lanzahita, “a la decima nona dixeron que en el termino de esta villa se encuentran doscientas y veinte y siete colmenas”, pero en este caso, repartidas entre menos apicultores, entre los que destaca el Licenciado Don Alonso Jiménez con ciento ochenta y una. 
En Gavilanes, “dixeron que en distintos sitios del termino había ciento y veinte y quatro colmenas”, repartidas entre dieciséis apicultores, que darían de rendimiento 4 y ½ Rs. de vellón.
En Mijares, responden los lugareños que “habra doscientas colmenas de diferentes vecinos que constaran de sus respectivas relaciones y cada una dara de utilidad anualmente quatro reales de vellon y responden”.

Colmenas según el censo del marqués de la ensenada en 1751
(Tierra de Mombeltrán)  

Localidad
Colmenas
Enjambres
Propietarios
Colmenas X apicultor
(Promedio)
Rdto. Anual (Rs)
Rdto. Total (Rs)
P.Bernardo
937
211
42
22.30
5
4685
Las Cuevas
617
-
14
44.07
5
3085
Santa Cruz
535
-
12
44.58
6
3210
Mombeltrán
494
-
9
54.88
6
2964
Lanzahíta
227
-
8
28.37
5
1135
San Esteban
221
-
7
31.57
5
1105
Mijares
200
-
-
-
4
800
Gavilanes
124
-
16
7.75
41/2
27.5
Serranillos
17
-
5
3.4
5
85
Villarejo
3
-
2
1.5
5
15
Arroyocastaño
-
-
-
-
-
-
TOTAL
3375
-
115
29.35
5.05
17111,5


La industria apícola abulense en la actualidad.

Según el Estado por provincias del número de colmenas, del anuario estadístico 1866–1877 en la provincia de Ávila había 7479 colmenas de 358 propietarios. En 1943 había en Ávila 4929 colmenas según el anuario estadístico que obra en poder del INE. En base al Registro Apícola de Castilla y León, en 1999 existían en la provincia de Ávila 49 apicultores profesionales inscritos y 7382 colmenas declaradas, un número lejano a las 4098 colmenas repartidas en 35 explotaciones con que contaba la provincia en el Censo Agrario de 2009.  Las fluctuaciones se deben principalmente al extraño fenómeno mundial que está matando los enjambres, lo que técnicamente se conoce como “desabejización”, acuciada por la proliferación del ácaro varroa, y según algunas voces, por las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil y el uso indiscriminado de productos fitosanitarios en nuestros campos. En 2008 desaparecieron por el fenómeno de desabejización nueve mil millones de abejas, cientos de miles de colmenas arrasadas. 

En la actualidad, Valle del Tiétar es uno de los referentes nacionales en apicultura, no por el volumen de su producción ni por la marca externa de los productos derivados de esta industria, que pasa inadvertida en el mercado, sino porque es un lugar atractivo para los apicultores trashumantes de otras regiones que acuden con sus colmenas para aprovechar la riqueza y calidad de los pólenes de la zona, así como el benigno microclima que esta tierra ofrece. Además, contamos con el único museo vivo de la apicultura en Poyales del Hoyo, el Aula-Museo “Abejas del Valle”, que desarrolla una enorme labor divulgativa de acercamiento a la apicultura en un magnífico centro de interpretación en el que se puede ver en directo el funcionamiento de una colmena  sin contacto físico con las abejas, a través de un aula acristalada, con videos didácticos y la inestimable presencia y explicaciones de su creador. 

En Pedro Bernardo también quedan mieleros que siguen con la tradición y obtienen de las flores de brezos, piornos, castaños, robles y jaras el dulce néctar que da esta tierra. Javier Sánchez Vetas es uno de los apicultores locales que explota una colonia de unas cincuenta colmenas en plena sierra de Pedro Bernardo. Lanzahiteño de pura cepa, aprendió las artes de la miel de su suegro, veterano apicultor de Lanzahita que también tiene sus colmenas en Pedro Bernardo, y se animó a emprender su propia explotación. Conocí a Javier en la Feria de Mayo de Pedro Bernardo donde instaló un puesto de venta de productos apícolas, desde la miel que él mismo extrae de sus colmenas a los jabones naturales de polen, bálsamos de cera y otros cosméticos naturales elaborados por su compañera, Ana Molero. 

Tuve ocasión de conversar con Javier sobre sus impresiones como apicultor, y me explicó la importantísima relación simbiótica del hombre y la abeja, pues son ellas las que polinizan las flores de las que después salen los frutos que nos alimentan, y del mismo modo, su importancia sobre la flora salvaje, cuya reproducción depende estrechamente de los polinizadores. Javier ama la naturaleza y los oficios tradicionales, y disfruta aprendiendo cada día de la las abejas que trabajan para él. La rígida jerarquía de la colonia, el poder de la reina, la sumisión de las obreras y los zánganos, las danzas comunicativas, la organización de las guarderías y las celdas de cría… Una colmena es una sociedad en miniatura que sorprende al observador. 
Javier trata de explotar sus colmenas de forma ecológica; así, utiliza las hojas de tabaco como desparasitante para sus abejas, e intenta no sobreexplotar los panales y seguir el ciclo natural de la colmena, interfiriendo lo menos posible en el desarrollo de la colonia. Se considera un amante de las abejas, pero sobre todas las cosas, ama y valora la tierra a la que le ha tocado pertenecer. Destacó la calidad de la miel de esta zona, ligada a la riqueza de nuestra flora local. Desde los encinares, melojares y jarales del monte al fondo del valle a los bosques de castaños y terrazas de olivos y frutales diseminadas en los barrancos de nuestras sierras, las retamas amarillas, los piornos, los brezales, los cambriones, los tojos, enebros y tantas otras especies que se crían arriba en las cumbres.



Capitulo 3: Los orígenes asiáticos del traje de serrana


A nadie se le escapa la hermosura y vistosidad de los bordados de nuestras serranas. Los mantones, los manteos, faldriqueras y hasta los zapatos. Por no hablar de las coloridas ropas con que vestimos a nuestros caballos en las fiestas.

Hace un par de años, observaba detenidamente el mantón que lucía una serrana de mi familia en las fiestas de San Roque. Encontré un templete oriental con una pareja de chinitos cobijados bajo su tejado de pagoda, en medio de un montón de flores. Fue entonces cuando me interesé por los orígenes de estos mantones. Y, para mi sorpresa, hace siglos que los nuestros antepasados lucen prendas “Made in China”.

Los bordados de Manila y los motivos orientales en nuestros trajes típicos.

Como sabemos, Filipinas fue colonia española siglos. La presencia española en el sudeste asiático potenció el conocimiento de otras culturas en Europa. Sin ir más lejos, nuestro paisano San Pedro Bautista, natural de San Esteban, fue embajador de Felipe II en Japón y allí murió como mártir de la iglesia. Los comerciantes de aquellos tiempos descubrieron en China los ricos bordados en seda que lucían las mujeres sudeste chino, concretamente de la provincia de Fu-jian. Importaron a España aquellos tejidos bordados, que no tardaron en enamorar a las mujeres de todas las clases. Aunque la importación se mantuvo hasta el siglo XVIII, las bordadoras españolas comenzaron a inspirarse en estas prendas para bordar sus propios elementos de vestido, dibujando con el hilo flores autóctonas como rosas y claveles.
Aunque el origen de estos bordados es China, lo que hoy conocemos como “Mantones de Manila” ha pasado así a la historia por embarcarse esas importaciones es el puerto de Manila, capital de Filipinas, desde donde los barcos traían a España, a Europa y a las colonias hispanas en América los bordados asiáticos tan valorados en todo el imperio español. En el siglo XIX era una prenda de uso cotidiano entre mujeres de todas las clases, si bien siglos atrás había estado relegado a las clases más pudientes.

Quizá el caso más claro del origen oriental de los antiguos tejidos de nuestras serranas, sea el del mantón que os comentaba al principio. Pero no es difícil ver pájaros tropicales, mariposas de colores imposibles y flores de todas las formas y coloridos. Estos motivos son herencia imaginario colectivo inspirado en los motivos orientales de los primeros mantones, que se copiaban generación tras generación sobre paños y sedas producidas en origen. Lo más probable es que los mantones más antiguos procedan de China o de Filipinas, pues se han documentado trajes con más de 2 siglos de antigüedad.   Sin embargo, muchos de aquellos bordados en seda procederán de las industrias sederas que florecieron en el Valle del Tiétar en el siglo XVIII, cuando esta zona producía sedas para vestir a las más importantes casas de toda Europa, incluidas las ropas que iban a parar a la Corte Española. De bordadoras locales sobre paño castellano, pero, en fin, con el colorido y los motivos bucólicos heredados de aquellos géneros orientales que han perdurado hasta la actualidad. 


Capìtulo 2: El origen de los apellidos cuchareros


(sigue de la página inicial)
Todos los registros, que ya fueron digitalizados por la Sociedad Genealógica de Utah en los años 90 del siglo XX, desde 1640 a 1890 están disponibles como recurso online y a través de esta herramienta los estoy indexando en una base de datos, rudimentaria pero útil, para poder elaborar en unos cuantos “clicks” la genealogía de cualquier cucharero que lo requiera. Tengamos en cuenta que un documento se considera “histórico” desde que cumple 100 años, por los que de acuerdo a la LOPD vigente en nuestro país el acceso a registros parroquiales de menos de 100 años de antigüedad no está permitido salvo que exista interés legítimo y probable. (podríamos indexar los registros hasta 1912).

Es un trabajo arduo y que cunde poco, pero que servirá para descifrar el origen de todos los cuchareros en la medida de lo posible.


La endogamia en las familias de Pedro Bernardo.

La ubicación del pueblo, en una zona de montaña, tradicionalmente pobre por las dificultades orográficas y geográficas para el desarrollo eficiente de la agricultura y la ganadería así como las pésimas comunicaciones con los núcleos comerciales, hizo que durante siglos se produjese una fuerte endogamia entre las familias cuchareras. Tanto es así, que se puede aseverar que durante más de 500 años, los apellidos más arraigados no han variado un ápice. Los Robles, los Sierra, los Bardera, los Cabrero, los Manso, los Granado,  los Capitán, los Villacastín, son apellidos que han permanecido inmutables desde, al menos, el siglo XVI. 

La endogamia produjo además manifestaciones fisiológicas en los descendientes de Pedro Bernardo, tanto es así que en el siglo XVIII existen varias anotaciones en los registros de bautismo donde se puede leer que varias decenas de niños y niñas presentaban polidactilia al nacer (más de 5 dedos en cada mano) lo que los párrocos anotaban a modo de curiosidad: “Fulano de tal, nació con 6 dedos en una mano”. Seguramente otras enfermedades congénitas derivadas de la endogamia ejercida durante siglos afectaron a la población, como la hemofilia y otras causantes de muertes prematuras, algo que junto a la precariedad sanitaria y a las deficiencias alimenticias avivaron el drama de la elevadísima mortalidad infantil de la época. De hecho, cada año decenas de niños y niñas fallecían prematuramente, hasta tal punto que los registros de defunciones en los anales parroquiales se contabilizaban aparte, existiendo un registro de “párvulos finados” y una zona específica para los enterramientos de niños, primero dentro del propio templo, después en el cementerio de la plaza de la iglesia, y desde principios del siglo XIX en el que conocemos como “cementerio viejo”, junto a la Ermita de El Santo. 

Los apellidos cuchareros

En la crónica de D. Rufino Martín Romero, publicada en 1899 “Reseña Histórica de la Villa de Pedro Bernardo”, nos habla de la existencia de un libro que por casualidad cayó en sus manos en el que el Padre Fray Diego, jesuita de Pedro Bernardo en el siglo XVI, mencionaba como algunas de las más antiguas familias del pueblo a los “Arcos, Barderas y Mansos”, que según sus informaciones procedían de tierras de Ávila y del norte de Castilla. Del libro nada se sabe. Uno de los descendientes de D. Rufino, Juan Ignacio H. Martín Romero, es hoy una de las personas que investigan la historia del pueblo, pero nunca logró localizar entre los viejos papeles de su antepasado aquel valioso libro, que, de existir nos sacaría de muchas dudas. Sin embargo, Fray Diego no estaba desencaminado, pues lo que sí es demostrable es que los Sánchez del Arco, los Bardera, los Manso, los Fernández y muchos otros como los mencionados párrafos atrás se repiten en todos los documentos históricos que se conservan desde el siglos XVII.

Desde el proceso de deslinde y amojonamiento en el siglo XVII, los libros de fábrica de la Iglesia, los de las cofradías (el acta de la Cofradía de la Vera Cruz de 1575, entre otros documentos) la Carta de Villazgo, los cuestionarios del Catastro de Ensenada en el siglo XVIII, y decenas de documentos que se conservan en sendos archivos de toda  España, son apellidos frecuentes y constantes que aún hoy perseveran entre la población de Pedro Bernardo.

Algunos apellidos compuestos se han perdido o han derivado en nuevos apellidos. Los Sánchez del Arco, eran una de las familias más reputadas y extendidas hasta principios del siglo XX. Casi todos los descendientes de los Sánchez del Arco  son hoy sólo Sánchez, como sucede con los Sánchez del Egido, Sánchez Pedrona, Sánchez de Eugenia… Lo mismo sucede con los Fernández Cabezudo (evolucionados a Cabezudo), Fernández Motito, con los González-Capitán, evolucionados a Capitán.

Apellidos antiguos que han permanecido invariables, y que aparecen en la historia cucharera al menos desde el siglo XVII son los Bardera (antes Vardera), los Blázquez, los Granado (hasta 1815 compuesto García-Granado), los Robles, los Santos, los Redondo, los Blanco, los Manso (antes compuesto Rodríguez-Manso).

Apellidos que se han perdido son los Vélez, los Fernández-Real, los Sánchez de la Diega, etc.

Muchos de los García que hoy abundan en Pedro Bernardo proceden también de apellidos compuestos. Es el caso de los García-Bajo y los García-Pancho (todos los Brincos de Pedro Bernardo que llevan el apellido García derivan del compuesto Garcia-Pancho, presente en Pedro Bernardo desde hace más de 400 años y descompuesto a mediados del siglo XX), los Garcia-Carroña, de importante trayectoria en el pueblo, los García-Arenal,, etc.

Apellidos exógenos de los que se conoce su procedencia cierta son, por ejemplo, los Buitrago, procedentes de un industrial lanero instalado en Pedro Bernardo hace 300 años procedente de la Villa de Ajofrín, los De Boso, que vinieron en el siglo XVII desde una aldea del Reino de Galicia, los Díaz de Aguilar, descendientes del médico extremeño D. Francisco Díaz de Aguilar, instalado en Pedro Bernardo en el siglo XVIII procedente de Las Villuercas, o los González-Pato, que vinieron desde la feligresía de Xunqueira de Espadanedo (Reino de Galicia) a través de los pueblos de Navalosa y Hoyocasero, o los Martin-Romero, llegados desde Guadalupe en el XIX.

La investigación genealógica de los cuchareros no ha hecho más que empezar. Si tienes cualquier duda sobre tu apellido o tu familia no dudes en escribir un comentario en esta sección, si tengo una respuesta para ti será un placer contestarte. Si tienes cualquier información relevante para la investigación ponte en contacto conmigo.

Nos despedimos hasta la siguiente entrega de Raíces Cuchareras, espero que os haya gustado


 Capítulo 1: Don Joseph Sánchez-Gallardo: un médico de Pedro Bernardo que salvó a sus convecinos de la pandemia de viruela en 1787

Don Joseph Sánchez-Gallardo: un médico de Pedro Bernardo que salvó a sus convecinos de la pandemia de viruela en 1787 La viruela ha sido desde tiempos remotos una de las enfermedades infecciosas que más han castigado al hombre. Las pestes de viruela han sido temidas desde al antigüedad por la alta mortalidad que ocasionaba en las poblaciones. Los brotes de Variola virus asolaron pueblos y ciudades por todos los continentes hasta que en el siglo XVIII empezó a buscarse una solución preventiva: la vacuna. En medio de celebridades médicas y aristócratas ingleses encontramos al médico rural de la Villa de Pedro Bernardo, Joseph Sánchez-Gallardo. Un completo desconocido que como veremos en este artículo jugó un importante papel en la batalla contra la viruela, no sólo en el Valle del Tiétar sino posiblemente en todo el mundo.

 Antecedentes sobre al vacunación de viruela 

Lady Mary Worhtley-Montagu, una aristócrata inglesa nacida en Nottingham en 1689, presenció en un viae a Turquía como los locales se pinchaban con agujas infectadas de viruela animal para no contraer en el futuro la temida enfermedad. Trató de extender ésta práctica de regreso a su patria, pero su condición de mujer le costó la oposición de la Iglesia de Inglaterra y de la comunidad científica del país. A pesar de éstos y otros antecedentes, la fecha oficial de la creación de la primera vacuna contra la viruela es 1796, cuando en medio de una pandemia de viruela que asolaba Europa Edward Jenner, un médico rural inglés, observó que las mujeres que ordeñaban vacas se veían afectadas por lo que parecía una “viruela menor”, que vinieron en llamar “viruela de las vacas o “cowpox”. Las mujeres previamente infectadas por esta variante del virus de la viruela, no contraían nunca más la viruela humana. El virus de la peste 

 Las soprendentes aportaciones del médico rural de Pedro Bernardo. 

 A Jenner se le atribuye la paternidad de éste progreso para la humanidad, sin embargo, 9 años antes, en 1787 el médico cucharero D. Joseph Sánchez-Gallardo, llevó a cabo una “protovacunación” exitosa entre la población de Pedro Bernardo que trascendió mas allá de nuestras fronteras

 Una prestigiosa publicación francesa de la época se hizo eco de tan importante hazaña. La actual casa editorial Mercure de France fundad en fue en origen una revista literaria fundada por Jean Donneau de Visé en 1672 bajo el nombre de “Mercure Galant” reogía en su número fechado el 1 de septiembre de 1787 la noticia del importante paso de nuestro paisano Sánchez-Gallardo. Dice textualmente así:

  On écrit de Pedro Bernardo, petite ville du diocese d´Avila, dans la Castile vieille, du 14 Aôut, que Don Joseph Sanchez Gallardo, Médicin de cette ville, a fair inoculer avec plus grand succès 223 personnes des deux sexes & de différens âges, dont il n´en a péri aucune, & dont plusieurs n´ont seulement pas gardé le lit, tandis que dans le nombre de ceux qui ont eu naturellement la petite vérole, il en est mort trente-cinq

 La traducción castellana viene a decir algo así: Escribimos sobre Pedro Bernardo, un pequeño pueblo de la diócesis de Ávila, en Castilla la Vieja, donde el 14 de agosto don Joseph Sánchez-Gallardo, médico de la villa, ha inoculado con éxito (el virus de la viruela) a 223 personas de sexo masculino y femenino de diferentes edades y que no murieron; muchos de ellos tan siquiera han necesitado guardar cama, mientras que de aquellos que han tenido viruela natural, han muerto treinta y cinco.    

Sorprende el alcance de la noticia. Parece un relato fantástico y se tiene en cuenta la precariedad de los medios de que podía disponer un médico rural de la época para llegar a tan asombrosa meta. Cuesta aún más imaginar los obstáculos que debió sortear el Dr. Sánchez-Gallardo en la España de a época: cómo debió manejarse para convencer a la población de que la inoculación les inmunizaría y protegería de un futuro contagio mortal de la viruela, en medio de una pandemia tan violenta y mortífera y casi un siglo antes de los primeros hallazgos del científico francés Louis Pasteur. 

 Los Sánchez-Gallardo en Pedro Bernardo. 

 A lo largo de mi investigación genealógica he ido escudriñando buena parte de la historia de la familia Sánchez Gallardo, que siempre fue una de las más reputadas en el Pedro Bernardo del siglo XVIII. La primera referencia de un Sánchez-Gallardo nacido en Pedro Bernardo –desde que constan registros- data del año 1658. Juan Sánchez-Gallardo y María García, su esposa, bautizaron en ese año a su recién nacida hija Isabel. 

 Joseph Sánchez Gallardo vino al mundo en Pedro Bernardo casi un siglo después en la primera mitad del siglo XVIII. Según he podido averiguar, Joseph y sus hermanos Gabriel y Antonio, fueron médico y cirujanos de la villa respectivamente, en el último cuarto del siglo XVIII.

 Sánchez Gallardo había tomado el relevo a su predecesor como médico de la villa, mi pentabuelo, el doctor extremeño Don Francisco Díaz de Aguilar. Mi antepasado había llegado a Pedro Bernardo para ejercer la medicina en Pedro Bernardo en torno a 1750 desde el pequeño pueblo de Deleitosa, enclavado en la actual Comarca de los Ibores. 

 Se sabe más bien poco sobre la biografía de éste médico rural que fue capaz de salvar la vida a más de 200 vecinos de la localidad en plena peste de viruela por el método de la inmunización por inoculación de cepas emparentadas. Pude rescatar su rúbrica fotografiando una hoja suelta depositada en un libro de difuntos que se conserva en el Archivo Diocesano de Ávila, una carta manuscrita del Dr. Sánchez Gallardo al alcalde de Pedro Bernardo, en la que Joseph y sus dos hermanos, en calidad de médico y cirujanos del lugar, emitían el informe sobre la exploración del cuerpo de una joven de 17 años que había aparecido estrangulada con violencia en la bodega de su casa. 

 D. Joseph Sánchez Gallardo nos dejó su firma en aquel papel, pero también marcó para siempre el destino de los que hoy seguimos formando parte del pueblo de Pedro Bernardo porque salvó a nuestros antepasados de una muerte segura.

1 comentario:

  1. Hola¡ soy una Sanchez del Arco en busca de sus raíces. Agradecería tu ayuda.

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